El enigma del "Linterna": ¿Un mito, una histeria colectiva o algo más?
Muchos me han animado a escribir sobre "El Linterna", un enigmático personaje que, durante el verano de 1987, sembró el miedo en las calles de Almendralejo. En aquellos días, la ciudad se vio convulsionada por la presencia de un individuo que, con su misteriosa linterna, irrumpió en la vida cotidiana de los habitantes y dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de aquellos que lo vivieron.
Yo mismo fui testigo de esos días, ya que por aquella época comenzaba mi andadura en el mundo de la radio. Recuerdo que la primera denuncia fue a finales de julio, donde varios vecinos aseguraban que un hombre se había colado en sus viviendas (solían ser casas bajas o con dos alturas y con acceso por el patio o terracita). Decían que, tras tocar los genitales masculinos les deslumbraba con la linterna para, una vez aturdida la pareja, salir corriendo a la fuga con una agilidad digna de un superhéroe de cómic.
Pero, a decir verdad, con el paso de los años, me he encontrado con varios enigmas que siempre me rondan: ¿Existió realmente el Linterna? ¿Era un solo individuo, o, como algunos sugieren, había varios “Linternas” haciendo lo mismo? Y lo más desconcertante de todo, ¿cómo un ser humano podía entrar en varias casas, tocar de manera tan inapropiada y escapar sin ser apresado? Los vecinos lanzaron varias batidas, pero el hombre, o los hombres, nunca fueron capturados. ¿Cómo es posible que nadie lo detuviera?
Yo mismo fui testigo de esos días, ya que por aquella época comenzaba mi andadura en el mundo de la radio. Recuerdo que la primera denuncia fue a finales de julio, donde varios vecinos aseguraban que un hombre se había colado en sus viviendas (solían ser casas bajas o con dos alturas y con acceso por el patio o terracita). Decían que, tras tocar los genitales masculinos les deslumbraba con la linterna para, una vez aturdida la pareja, salir corriendo a la fuga con una agilidad digna de un superhéroe de cómic.
Pero, a decir verdad, con el paso de los años, me he encontrado con varios enigmas que siempre me rondan: ¿Existió realmente el Linterna? ¿Era un solo individuo, o, como algunos sugieren, había varios “Linternas” haciendo lo mismo? Y lo más desconcertante de todo, ¿cómo un ser humano podía entrar en varias casas, tocar de manera tan inapropiada y escapar sin ser apresado? Los vecinos lanzaron varias batidas, pero el hombre, o los hombres, nunca fueron capturados. ¿Cómo es posible que nadie lo detuviera?
Foto: Pixabay
Si me permitís una incursión un poco más allá de lo racional, basándome en la teoría de los antiguos astronautas, podría plantear una hipótesis un tanto inusual: ¿Y si El Linterna no era de este planeta? Quizás, en su afán por estudiar la reacción de los humanos al tacto de sus genitales un ser de otro mundo se paseaba entre nosotros, sin ser detectado por las fuerzas de seguridad ni los vecinos. Esta podría ser la única explicación lógica de por qué nunca hubo un arresto. Es más, en ese verano de 1987, algunos vieron luces extrañas en los cielos de la ciudad, que podían ser, según ellos, OVNIS. En mi modesta opinión, pudo tratarse de las denominadas “Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo”, pero la imaginación de cada uno es libre.
Hace un par de semana, mi amigo Manolo Gómez me contó que, en plena efervescencia del suceso, él y sus amigos del barrio, todos muy jóvenes por aquel entonces, se organizaban en patrullas. Recorrían las calles de su zona, buscando al temido Linterna. Pero todas sus búsquedas eran infructuosas. Incluso la policía, con su centralita en constante alerta, recibía llamadas desde diferentes puntos de la ciudad, una noche se llegaron a recibir once llamadas en solo 20 minutos informando que, “El Linterna” estaba actuando al mismo tiempo en lugares separados. Entonces, ¿Era uno solo o varios individuos? Y aquí entra otra cuestión intrigante: ¿Se estaba convirtiendo todo en una especie de histeria colectiva? Una psicóloga me comentó que este fenómeno no se podía descartar. El miedo es libre, y a veces, lo que parecía un simple susto en la noche se transformaba en una obsesión que afectaba a la percepción colectiva de toda una comunidad.
Por otro lado, mi entrañable amigo, José Manuel, (que tenía un Seat 131 Supermirafiori) me relató cómo, en aquellos días de verano, las parejas solían aparcar sus coches en lugares poco iluminados, como el polideportivo o la Plaza de Toros, para disfrutar de la intimidad de su relación. En varias ocasiones, mientras las parejas estaban en esos momentos de "hacer manitas", un extraño individuo se acercaba a los vehículos, generalmente por el lado del copiloto, y les iluminaba con una linterna. Algunos creían que el objetivo de este acto era espiar a las parejas en plena desnudez. Ósea lo que se conoce con un “Voyeur” que es aquella persona que busca la excitación sexual mirando a otras personas en situaciones eróticas.
Lo cierto y verdad es que aquel verano de 1987, muchos almendralejenses, aterrados por la situación, cerraron puertas y ventanas de sus hogares, a pesar del abrasante calor del estío, por miedo a que el Linterna irrumpiera en sus aposentos. Nadie estaba a salvo.
Incluso recuerdo una nota de prensa de la época que decía algo así como:
“SOSPECHOSO: Nunca se supo quién era realmente el hombre conocido como ‘El Linterna’. Sin embargo, la policía sospecha que este individuo también realizaba actividades similares en gasolineras y restaurantes de carretera. Este individuo aprovechaba que los camioneros paraban, se metía al baño cuando éstos iban a orinar y les tocaba los genitales y huía. Todo esto con la rapidez y la destreza que caracterizaba al hombre linterna”. Es más, los policías confirmaban que este individuo tenía «una agilidad que todos coinciden en calificar como sorprendente».”
Hace un par de semana, mi amigo Manolo Gómez me contó que, en plena efervescencia del suceso, él y sus amigos del barrio, todos muy jóvenes por aquel entonces, se organizaban en patrullas. Recorrían las calles de su zona, buscando al temido Linterna. Pero todas sus búsquedas eran infructuosas. Incluso la policía, con su centralita en constante alerta, recibía llamadas desde diferentes puntos de la ciudad, una noche se llegaron a recibir once llamadas en solo 20 minutos informando que, “El Linterna” estaba actuando al mismo tiempo en lugares separados. Entonces, ¿Era uno solo o varios individuos? Y aquí entra otra cuestión intrigante: ¿Se estaba convirtiendo todo en una especie de histeria colectiva? Una psicóloga me comentó que este fenómeno no se podía descartar. El miedo es libre, y a veces, lo que parecía un simple susto en la noche se transformaba en una obsesión que afectaba a la percepción colectiva de toda una comunidad.
Por otro lado, mi entrañable amigo, José Manuel, (que tenía un Seat 131 Supermirafiori) me relató cómo, en aquellos días de verano, las parejas solían aparcar sus coches en lugares poco iluminados, como el polideportivo o la Plaza de Toros, para disfrutar de la intimidad de su relación. En varias ocasiones, mientras las parejas estaban en esos momentos de "hacer manitas", un extraño individuo se acercaba a los vehículos, generalmente por el lado del copiloto, y les iluminaba con una linterna. Algunos creían que el objetivo de este acto era espiar a las parejas en plena desnudez. Ósea lo que se conoce con un “Voyeur” que es aquella persona que busca la excitación sexual mirando a otras personas en situaciones eróticas.
Lo cierto y verdad es que aquel verano de 1987, muchos almendralejenses, aterrados por la situación, cerraron puertas y ventanas de sus hogares, a pesar del abrasante calor del estío, por miedo a que el Linterna irrumpiera en sus aposentos. Nadie estaba a salvo.
Incluso recuerdo una nota de prensa de la época que decía algo así como:
“SOSPECHOSO: Nunca se supo quién era realmente el hombre conocido como ‘El Linterna’. Sin embargo, la policía sospecha que este individuo también realizaba actividades similares en gasolineras y restaurantes de carretera. Este individuo aprovechaba que los camioneros paraban, se metía al baño cuando éstos iban a orinar y les tocaba los genitales y huía. Todo esto con la rapidez y la destreza que caracterizaba al hombre linterna”. Es más, los policías confirmaban que este individuo tenía «una agilidad que todos coinciden en calificar como sorprendente».”
Pero, como suele ocurrir en las historias más misteriosas, un día, sin previo aviso, el Linterna desapareció. Como por arte de magia, se desvaneció, como el humo de un cigarro. Nadie volvió a saber nada de él. O… ¿quizás de ella? Tal vez, como muchos han especulado, el Linterna nunca fue una sola persona, sino un mito que se tejió entre las sombras y tinieblas de la ciudad, alimentado por el miedo, las especulaciones y una buena dosis de intriga.
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