EL FANTASMA DEL TEATRO CAROLINA CORONADO
Esa jornada de lunes parecía una de tantas ...
Pero este día iba a ser diferente... y es que, no sé a
vosotros, pero a veces uno pronostica,
bien por un presentimiento o bien por una corazonada, que algo
excepcional va a ocurrir.
Pues bien , una vez finalizada la jornada y cuando los
compañeros se habían marchado a
recuperar sus fuerzas con un merecido descanso tras la jornada matutina ,
ocurrió algo maravilloso.
Una vez desconectados los altavoces de la mesa de mezclas y
con la radio en el más absoluto de los silencios, empecé a escuchar una melodía
maravillosa que llegaba del techo de mi despacho. Cuestión esta que, por otro
lado, no me sorprende, ya que nos
encontramos en los bajos del teatro Carolina Coronado y, además justo en el
escenario del viejo teatro hay un majestuoso piano de cola negro. Hasta aquí,
todo normal.
Dejé de teclear por unos instantes el ordenador del despacho
y me dispuse a caer rendido ante semejante interpretación. Era mágica, con una
definición y un eco de fondo propio de lo que no es de este universo. Además,
se percibía con un nítido e impecable
desarrollo en la interpretación.
Al día siguiente y puntual a su asombroso ensayo, “el o la”
pianista ejecutaba majestuosamente una nueva melodía que inundaba toda la estancia. Una melodía que te hacía
transportarte a otra dimensión.
El tercer día de la semana
esperé de nuevo para escuchar esa melodía y efectivamente puntual a las
14:15 horas el sonido inundaba todo el lugar. Mi innata curiosidad me hizo
desear conocer a esa persona, así que,
sin más dilación accedí al teatro por la puerta de emergencia que da al patio
de butacas del mismo. En el escenario, la música sonaba aún más prodigiosa e inundaba la escalera de caracol y las tramoyas
del teatro. Hasta incluso las pinturas de Adelardo Covarsí parecían cobrar vida.
Sólo quedaban tres pasos y un cortina negra me separaba del
magno espectáculo. Pero al correr las cortinas, la música dejó de sonar y sobre
la banqueta del piano no HABÍA NADIE. Un escalofrío me recorrió todo el
cuerpo, sentí cómo un halo divino me traspasaba el alma y se marchaba tras mis
espaldas. Apresuradamente, encaminé mis pasos a la salida de emergencia como si
el oxígeno se hubiera acabado en el teatro. Necesitaba salir y respirar .
Al día siguiente pregunté al personal del teatro si habían
dejado las llaves para ensayos a alguna compañía y me respondieron que durante
toda esa semana el teatro permaneció cerrado por motivos de ajustes en la
programación y que nadie había accedido
al mismo.
Entonces, ¿quién interpretaba aquella melodía?...
Cuentan algunos viejos del lugar que a finales de los años
30 una pianista que debía actuar en el teatro perdió su vida en un accidente
cerca de Mérida. ¿Sería ella?, ¿Verdad
o mentira?¿ Historia o leyenda?....
Lo que sí es cierto es que muchos días, cuando la radio permanece en silencio, afino todos los
sentidos para ver si de nuevo puedo
volver a disfrutar de esa extraordinaria melodía que antaño brotaba del techo
de mi despacho.
Fdo: Fernando Sierra Elías
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