El fantasma de la finca de los Estiles
El 23 de junio de 1992, aparecía en el DOE – Diario Oficial
de Extremadura- la licitación de la obra del centro de tratamiento de residuos
sólidos urbanos de Mérida y la Planta
de Transferencia de Almendralejo. Unos meses más tarde, nuestra ciudad dejaba de depositar los
residuos en la finca de LOS ESTILES, cerca de Aceuchal, y se disipaba así un secreto que, conjuntamente con montones de
bolsas de basura, quedaría en el más absoluto ostracismo hasta hoy.
Muy pocos saben que
a finales de los años 80 ocurrió un luctuoso hecho en nuestra hermosa ciudad
que, en gran medida, tiene que ver con Los Estiles.
![]() |
Imagen actual de LOS ESTILES |
Como viene sucediendo
todos los años en época de vendimia,
Almendralejo se llena de temporeros venidos de todas partes , nacionales
y extranjeros, cuestión esta conocida por todos.
Una de esas familias, llegó y se instaló en nuestra ciudad a mediados de los 80. El marido era
alto, apuesto y con fuertes brazos para la época de recolección. Un rudo
trabajador que, por termino medio, era de los primeros en ser contratado cuando
los empresarios del sector se daban cita en la plaza del Mercado, lugar de
encuentro de muchos temporeros de la época.
Su esposa era una
hermosísima mujer de tez caucásica, con unas insinuantes y sugerentes curvas que llamaban la atención
allá por donde paseara.
Uno de los hijos del agricultor que contrató en varias
ocasiones a su marido, puso los ojos en ella desde el principio. El joven se
insinuaba e insistía una y otra vez
hasta que la hermosa mujer accedió a
sus ardientes deseos. Por una parte,
ella temía que de no acceder a las pretensiones, su marido podría perder el trabajo. Pero por otro, el encanto
seductor del apuesto joven también hizo mella en la hermosa dama.
El adolescente sabía perfectamente qué días y horas visitar
a su amante. No en vano, al ser su
padre el contratista, conocía a la
perfección la ubicación de los trabajadores en la recolección de cada día.
Aquella mañana del
mes de septiembre, volvió a visitar a su
amante. En el delirio y el furor carnal
no se percató de que la lluvia había empezado a caer con insistencia en la ciudad . Esta situación motivó que
dejaran el tajo hasta el día siguiente, llegando el marido antes de lo previsto
a casa y encontrando a los amantes en pleno juego amatorio.
Con rabia inusitada, arrojó a empujones al joven de la casa,
y con la propia navaja de vendimiar le asestó un profundo corte en la garganta
a su infiel esposa. El corte era tan preciso que seccionó las cuerdas vocales,
lo que impedía pedir socorro a la mujer, que lentamente se fue apagando y desangrando. Aún con un hilo de vida, el
sombrío marido tuvo la sangre fría de taparle
la boca y con bridas negras atar sus pies y sus manos.
A eso de la media tarde cogió el cuerpo-ya inerte- y lo
arrojó al contenedor de basuras más próximo. Posteriormente, esperó a que
llegara la noche escondido tras el visillo de la ventana de la casa.
Cuando llego el camión,
observó con gesto serio cómo se elevaba el contenedor y se desplomaba
todo el contenido sobre las fauces del camión. Después, con sadismo contenido,
escuchó cómo el compresor del camión devoraba a su mujer, mientras la rotura de
los huesos del ya cadáver, se mezclaba
con otras inmundicias sin valor.
Tras pasar por varias calles, los trabajadores municipales
llevaron el contenido –como tantas noches- a la finca de Los Estiles- sin que
en ningún momento se les pasara por su cabeza el macabro contenido del
vehículo.
El asesino dejó el trabajo y se marchó de Almendralejo. Nunca más se supo de él, ni de esta macabra historia.
Hasta hoy . El otro día yendo a realizar unas fotos del
lugar para una noticia que estaba redactando por mi trabajo y a eso de la
media tarde se me acercó por el camino una señora un tanto descuidada. Le
pregunte si deseaba algo. Ella me contó esta macabra historia y después
con gesto desorientado levantó su brazo derecho y con el dedo índice me
apunto hacia una de las montañas de basuras que aún existen en el lugar.
Después sentenció: “TRAS AQUELLA LADERA ESTÁ MI CADÁVER... BÚSCAME” . Cuando me
di la vuelta, la señora había desaparecido.
Parece ser que no he sido el único en encontrar a este
desdichado ser. Otros ciudadanos comentan haberla visto deambular por la zona.
Parece una temporera , pero realmente es el cadavérico fantasma de lo que
otrora fuera una hermosísima mujer de tez caucásica, ojos verdes y cabellos
dorados.
PINCHA AQUÍ PARA ESCUCHAR EL AUDIO.
Fdo. Fernando Sierra Elías
Comentarios
Publicar un comentario