viernes, 9 de mayo de 2014

LA LEYENDA DEL CAÑO LA NEGRA DE ALMENDRALEJO

Cuentan los viejos del lugar que el “Caño la Negra” o la “Fuente la Negra” emana agua de sus surtidores o no, en función del venero del que obtiene su agua cristalina. Pero sólo unos pocos sabemos que eso no es así, porque la leyenda nos cuenta otra cosa.

El Caño la Negra es una fuente ubicada entre la calle Mártires y Villafranca en un coqueto parque, actualmente conocido como la Plaza del Sol y que antaño servía de puerta de acceso para dar de beber a los sedientos caminantes que provenían de la zona sur de Extremadura. Cerca de ella se encontraba la Ermita de los Mártires. Así los creyentes calmaban su sed en la fuente y su fe religiosa en la propia ermita, donde agradecían llegar bien a Almendralejo tras su largo viaje.


El 1 de noviembre de 1696, el Rey Carlos II concedió el privilegio de Villa Realenga a Almendralejo. En esa fecha, la ciudad contaba con 28 calles, tres plazas y 2.000 habitantes.

Entre esos habitantes se encontraban la Bella Baasima, de descendencia árabe (cuyo nombre significa sonriente) y el apuesto joven Damián.

Baasima era una hermosa mujer de tez oscura con una belleza que iluminaba allá por donde pasaba, con unos ojos de profunda mirada. Damián era un hombre apuesto, proveniente de grandes agricultores, pero venido a menos por los avatares de la vida. Cuenta la leyenda que ambos se conocieron cuando Baasima iba a recoger agua al Caño la Negra. Durante meses, sus miradas se entrecruzaban una y otra vez hasta que el amor surgió entre ambos. Desde entonces los viajes al caño la negra se hicieron más largos y extensos. Esas prolongadas ausencias extrañaron al padre de Baasima, un hombre de carácter rudo y chapado a la antigua, hasta tal punto que decidió enviar a unos sicarios para que siguieran a su hija y le informaran, por si ocurría algo extraño.

Tras conocer el padre la historia de su hija con el mancebo almendralejense, ordenó de forma inmediata asesinar al joven Damián.

Tras urdir el trágico plan, decidieron sorprender a los jóvenes enamorados una noche del mes de Junio. Así, se presentaron los esbirros a la luz de la luna y hallaron a los dos jóvenes sentados en el brocal de la fuente, fundiéndose en un prolongado beso de amor. Una de los asesinos empuñando una daga de grandes dimensiones se abalanzó sobre Damián. Baasima se dio cuenta de la acción y se interpuso entre su amado y el asesino recibiendo ella la mortal puñalada en el corazón. Damián la cogió entre sus brazos y con lágrimas en los ojos intentó reanimarla, momento que aprovecharon los verdugos para clavarle la misma daga en la espalda del joven enamorado.

La noche se tornó gris y la sangre de ambos se mezcló con al agua cristalina de la fuente. Primero el color rojizo de la sangre se convirtió en negro y después el agua de la fuente lo fue cambiando hasta darle un toque cristalino.

Al cabo de unos días y tras conocerse el suceso y proceder a la detención de los asesinos y el desdichado padre, cuentan que la fuente se fue apagando poco a poco, hasta llegar a nuestros días.

El mes de Julio del año 2010 el ayuntamiento, a través de los operarios municipales, intentaron arreglarla para que volviera a entrar en funcionamiento, pero sólo unos pocos sabemos que únicamente la hermosa Baasima lo puede conseguir. Los caños echan agua los días que Baasima, vuelve a la tierra a derramar lágrimas por su amor imposible.

Parece ser que incluso algunos vecinos aseguran haberla visto como se ven estas cosas. Una especie de silueta hermosa, atractiva, bella y virginal como era la de Baasima.

Si tú también quieres sentir la experiencia, acércate al Caño la Negra en la mágica noche de San Juan.



Versión de la leyenda de: Fernando Sierra Elías

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