domingo, 30 de octubre de 2016

Presagios y pesadillas

¿Alguna vez habéis tenido una terrible pesadilla tan real, tan real que al despertarte no sabes si ha ocurrido o no? Pues bien, algo parecido me ocurrió hace un par de meses.

Dicen que todos soñamos varias veces en el transcurso de la noche una vez que entramos en la fase REM. Unas veces recordamos, otras no. Lo cierto es que el destino quiso que esa noche una terrible pesadilla atormentara todo mi ser. Mi visión era la siguiente: Sobre un acantilado con tormenta de fondo merodeaba mi gran amigo FIDEL. Le llamé la atención en un par de ocasiones como intentando advertirle del peligro subyacente en la zona rocosa. Él solo reía y jugaba haciendo ademanes  como si se fuera a caer. En un momento del sueño, Fidel resbala. Mientras yo intento atraparle suspendiéndolo de mi mano derecha, con la mano izquierda me sujeto a unos escapados picos rocosos. Él me suplica que le ayude y que no lo deje caer. Cuando sus manos empiezan a resbalar de las mías, el miedo se apodera de ambos. Los ojos vidriosos de mi amigo  anuncian la necrología de una muerte inevitable.  Fidel resbala y, mientras cae, un grito ensordecedor hace que me despierte de la pesadilla. Veo el despertador y el display digital marcaba las  5 de la madrugada.



Tome un vaso de agua e intenté conciliar de nuevo el sueño. Al despertarme a la mañana siguiente y minutos antes de afeitarme, le envié un mensaje a Fidel. Le conté la pesadilla que había tenido durante la noche, le comenté lo real que había sido y le pregunté cómo se encontraba. Fidel me respondió que estaba muy bien y  que agradecía mi llamada, después se despedía con unos emoticonos sonrientes. Le dije que eso me tranquilizaba y le emplacé al mediodía para tomarnos un par de cervezas a la salida del trabajo. Fidel respondió con un: “Hecho, nos vemos”.

Tras afeitarme y asearme, me marché al trabajo. Tomé mi café matutino antes de entrar a trabajar y me quedé mirando un ratito los mensajes que minutos antes había enviado,  mientras que una sonrisa aparecía por la comisura de mis labios, denotando cierto humor por lo absurdo de la situación. Como si me diera cuenta de que había sido solo un sueño y nada más.

Al llegar a la radio, sobre la mesa de mi despacho había una nota de prensa de la policía. En la misma se anunciaba que un joven, del que solo aportan  las iniciales,  se había suicidado esa madrugada arrojándose desde el séptimo piso del bloque donde vivía. Según los datos aportados por  la policía, todo apuntaba a que los hechos acontecieron sobre las 5 de la madrugada, hora que coincidía con mi pesadilla. La primera de las iniciales era una F., pero evidentemente no podía ser Fidel, yo había hablado con él esa mañana.

Pensé que sería mucha casualidad, además tenía los mensajes. Así que no podía ser más que una broma del destino. Indagué antes de entrar en antena y me confirmaron que efectivamente el fallecido se llamaba Fidel.


Intuitivamente cogí el móvil, me fui a los mensajes de esa mañana. Observé ante la incredulidad de mis ojos cómo los mensajes se iban desvaneciendo ante mi aturdida mirada, mientras aparecía otro que decía: “Nos vemos pronto viejo amigo”.

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